El 11 de mayo de 1932 fueron nombradas las treinta y cuatro mujeres que constituyeron la primera sección femenina del cuerpo de Prisiones
Las mujeres de la nueva «Sección Auxiliar Femenina del cuerpo de Prisiones», jefas y oficialas, entraron en sustitución de la congregación religiosa de las Hijas de la Caridad, que se había venido encargando de la administración y vigilancia de las prisiones femeninas desde el último tercio del siglo XX.
El concurso había sido convocado en octubre de 1931, abierto a mujeres de entre veintisiete y cuarenta y cinco años, siendo preferidas las que presentasen algún título facultativo o acreditasen el conocimiento de “algún oficio de especial aplicación a las actividades de la mujer”, como por ejemplo el de maestras. Victoria Kent se hizo retratar con las aspirantes, en la la Escuela de Criminología, sita en la Prisión Celular de Madrid:
En dicha Escuela las aspirantes aprobadas debieron realizar un “cursillo especial de conocimientos penitenciarios” que dio comienzo el 14 de enero de 1932, a cargo de un grupo de profesores encabezados por el penalista Jiménez de Asúa.
Las treinta y cuatro plazas ofertadas –cinco de jefes de servicio y veintinueve de auxiliares- tenían por entonces como destino la Prisión Central de Alcalá de Henares, el Reformatorio de mujeres de Segovia y las prisiones provinciales de mujeres de Madrid (Quiñones), Barcelona y Valencia.
Las prácticas del cursillo comenzaron el 11 de abril de 1932 y se desarrollaron en la prisión provincial de Madrid –en el antiguo caserón de la calle Quiñones- así como en la penitenciaría central de Alcalá de Henares. El nombramiento de las nuevas funcionarias coincidió con la sorpresiva dimisión de la Directora General de Prisiones, anunciada formalmente el 4 de junio, en medio de una fuerte polémica generada por las numerosas fugas de presos políticos y la contestación a su gestión por parte de la antigua casta de funcionarios y directivos.
La nueva sección, sin embargo, ya estaba creada, con sus funcionarias auxiliares –denominadas “oficiales” a partir de septiembre de 1932- trabajando en dichas cárceles. Su alta preparación contrastaba, a su favor, con la de sus homólogos masculinos. Aunque de fecha posterior (1934) en la siguiente fotografía se puede observar el uniforme de las nuevas oficiales:
Fuentes: HERNÁNDEZ HOLGADO, Fernando (2005): «Carceleras encarceladas. La depuración franquista de las funcionarias de Prisiones de la Segunda República», en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Vol. 27, pp. 271-290; y (2011): La Prisión Militante. Las cárceles de mujeres de Barcelona y Madrid (1939-1945). Tesis doctoral; entrevista cn Antonio Martínez Conesa, noviembre de 2016.