Mercedes Núñez Targa (1911-1986)
Mercedes nació en Barcelona en 1911, en el número 6 de la calle Santa Ana, en el seno de una familia acomodada. Su madre, catalana, era hija de un chocolatero con negocio en la Rambla de Canaletes. Su padre, natural de Bergondo (Galicia) había abierto una joyería en la Rambla de las Flores.
Con dieciséis años, Mercedes, que había recibido una esnmerada educación, entró a trabajar en un laboratorio fotográfico, decisión que provocó un conflicto familiar. En los primeros años treinta trabajó como auxiliar administrativa y mecanógrafa en «Películas Cinematográficas Huguet», y también como dáctilomecanógrafa en el consulado de Chile en Barcelona, a las órdenes de Pablo Neruda, cónsul por aquel entonces.
Por aquellos años era socia del Ateneu Enciclopèdic Popular y de la asociación higienista y naturista Amics del Sol, así como tesorera del Club Femení d’Esports de Barcelona, conpuesto exclusivamente por mujeres, desde el cual participó en la organización de las Olimpiadas Populares que se vieron interrumpidas en julio de 1936 con el estallido de la guerra.
Con el comienzo de la guerra civil, se desempeñó como secretaria en la sede del Comité Central del PSUC, en la «Casa Milà» -La Pedrera- de Barcelona.
Tras su huida a Cataluña en compañía de su madre, asumió el encargo del PCE de colaborar en la reconstrucción del parrtido en La Coruña, con lo que volvió a entrar por la frontera de Irún y llegó a aquella ciudad en marzo de 1939 Detenida en noviembre, fue encarcelada en la prisión provincial de Betanzos y luego en la provincial de La Coruña. El 24 de marzo de 1940 fue trasladada a Ventas, acusada de colaborar en una extensa red clandestina que abarcaba todo el Norte de España con el objetivo de sacar al extranjero a cuadros perseguidos por el régimen: probablemente la misma que ella había utilizado para volver a España.
Gobernaba la cárcel por aquel entonces la orden religiosa femenina de las Hijas del Buen Pastor, que ejercía una vigilancia extremada sobre las presas políticas. A partir de sus experiencias en Ventas, Mercedes publicaría años después, en el exilio, una importante obrita autobiográfica –Cárcel de Ventas– en la que recogería nombres y sucesos de absoluta veracidad, como sus referencias a Nicolasa Blas Santamaría, fallecida en prisión a consecuencia de las palizas recibidas en comisaría; o a Matilde Revaque, Elena Cuartero y Julia Lázaro, todas ellas ejecutadas.
En Ventas coincidió Mercedes con la pedagoga Justa Freire, organizadora en la cárcel del orfeón y maestra en la escuela de Menores,llamada de Santa María, con la que trabó una gran amistad, así como con Rafaela González Quesada, Rafita, también maestra de jóvenes. Prueba de ello es este dibujo realizado por la propia Mercedes en la cárcel, en la que aparecen Justa y Rafita:
En octubre de 1940 Mercedes fue juzgada por «auxilio a la rebelión» y condenada a doce años y un día de prisión: en el expediente, muy numeroso -115 personas, de ellas 32 mujeres-, hubo diez condenas a muerte.
Puesta en libertad condicional a principios de 1942, fijó su residencia en Cataluña. Desde allí, junto a algunos compañeros, atravesó a pie los Pirineos hasta alcanzar Francia, en plena Segunda Guerra Mundial. Una vez allí, fue encarcelada en la prisión de Perpignan, bajo la acusación de «paso clandestino de frontera» y condenada a un mes de prisión. Excarcelada en octubre de 1942, fue internada en el campo de Argelès, de donde saldría al mes siguiente.
Mientras trabajaba en Carcassone, se incorporó a las filas de la resistencia con el nombre de «Paquita Colomer», en la V Agrupación de Guerrilleros Españoles del departamento de l’Aude. Allí alcanzaría el rango de sargento de los F.T.P.F. (Francs Tireurs et Partisans de France).
El 25 de mayo de 1944 fue detenida junto con once compañeros de su agrupación guerrillera y torturada por el colaboracionista francés René Bach, al servicio de la Gestapo. De Carcassone fue trasladada al Fort de Romainville, y de allí deportada primero al campo de concentración de Sarrebrück, y después al femenino de Ravensbrück, a donde llegó en junio de 1944. Eran 140.000 mujeres las que habitaban el campo, entre ellas un centenar de españolas. Estando en Ravensbruck, fue enviada a trabajar al Kommando HASAG, cerca de Leipzig, donde participó en acciones clandestinas de sabotaje.
Encontrándose en la enfermería, y destinada a la cámara de gas, la liberación le llegó in extremis: el 14 de abril de 1945, a manos de las tropas aliadas norteamericanas. De vuelta en Francia, participó en el juicio celebrado en Carcasonne contra el oficial alsaciano René Bach, su torturador de la Gestapo, que fue ejecutado ese mismo año.
Meses después, encontrándose en el centro de convalecientes de Meilleurs, dependiente del Hospital Varsovie de Toulouse, conoció a Medardo Iglesias, ex capitán de la guardia de asalto que en 1939 había sido internado en los campos franceses de África del Norte, y que se convertiría en su compañero. Una vez instalados en Drancy, en las afueras de París, Mercedes colaboró con numerosas publicaciones francesas y del exilio español, además de participar en la creación del Partido Comunista Galego (PCG) en 1968. Aparte de su libro-testimonio sobre Ventas, publicado en París en 1967, comenzó a narrar sus experiencias en el campo nazi de Ravensbrück, que solo en 1980, en Barcelona, serían vertidas en forma de libro: El carretó dels Gossos (La carreta de los perros), en lengua catalana.
En 1975, Mercedes regresó por fin con Medardo y su hijo Pablo a España, donde dio numerosas conferencias sobtre su experiencia de deportada. En 1983 fue nombrada delegada en Galicia de la Amical de Mauthausen. Falleció en Vigo el 4 de agosto de 1986.