A su llegada a Ventas, la dirigente comunista Matilde Landa Vaz, condenada a muerte, se esforzó por crear una «oficina de penadas» en la misma prisión, que dejaría una huella imborrable en la memoria de las reclusas
La labor de Matilde Landa Vaz (1904-1942) durante la guerra había sido básicamente asistencial y humanitaria, dedicada a la organización de los servicios sanitarios y del auxilio a los desplazados de guerra, así como a la evacuación de niños y a la inspección de colonias infantiles en diversas zonas de la España republicana.
En marzo de 1939 -vísperas de la entrada de las tropas sublevadas en la capital- y pese a carecer de experiencia alguna de trabajo clandestino, Matilde quedó encargada de la reconstitución del PCE en Madrid. Su temprana detención -el 4 de abril, junto a su secretaria María Guerra Micó– fue seguida de una larga estancia en los calabozos de Gobernación: allí pasó seis meses incomunicada hasta que el 26 de septiembre fue trasladada a Ventas.
En Ventas, y condenada a muerte según sentencia de diciembre de aquel mismo año, Matilde consiguió el permiso de la directora Carmen Castro -antigua maestra de Prisiones- para organizar en la cárcel una «oficina de penadas» que atendiera a las compañeras que se encontraban en esa misma situación.
En la propia «galería de penadas», y ayudada por un puñado de jóvenes reclusas –Paz Azzati, Concha Feria del Pozo y Angelines Vázquez, entre otras- tramitó indultos y peticiones de aval para presas analfabetas y se esforzó por conseguir la conmutación de sus penas de muerte. Pero, sobre todo, la «oficina de penadas» supuso un apoyo inestimable para aquellas mujeres: las hizo sentirse menos solas y les regaló una esperanza.
Conmutada su condena a muerte por treinta años de cárcel, y trasladada en el verano de 1940 a la prisión central de Palma, las autoridades franquistas la sometieron a fuertes presiones para que se bautizase y abjurase públicamente de sus ideas. Las presiones llegaron a resultar excesivas para la resistencia de Matilde, que en la tarde del 26 de septiembre de 1942 se suicidó arrojándose al patio de la cárcel desde una galería.